jueves, 3 de diciembre de 2009

LO SINIESTRO EN LA VIOLENCIA DE GÉNERO

Qué es lo siniestro?

Entiendo lo siniestro como aquéllo que siendo familiar se transforma ante nuestros ojos y adquiere una dimensión terrorífica, vida propia,así como esa insignificante canilla que en la noche asusta con su goteo y se torna de pronto irreconocible...

También puede resultar siniestra una transformación del cuerpo con la enfermedad, y el sujeto sentir que su cuerpo no es confiable, como una especie de envoltura ajena y sufrir un fenómeno de extrañamiento
Del mismo modo unos padres siniestros son aquellos que en lugar de conceder amor que es lo esperable, actúan a través del castigo y del sadismo. Es de ese modo, que el violento suele revelarse a poco de andar en un vínculo , pasando de ser un "caballero gentil y obsequioso" en alguien cruel, que la víctima no reconoce...en alguien monstruoso.

Y con respecto a la literatura - evocando lo siniestro- , Freud, precisamente, en "Lo Siniestro" explica las licencias y la naturalidad con que el poeta lo incorpora :

“Entre las numerosas licencias de que goza el poeta también se cuenta la de poder elegir a su arbitrio el mundo de su evocación, de modo que coincida con nuestra realidad familiar o se aleje en cualquier modo de ella. En todo caso, nosotros lo seguiremos. El mundo de los cuentos de hadas, por ejemplo, abandona desde el principio el terreno de la realidad y toma abiertamente el partido de las convicciones animistas.
Realizaciones de deseos, fuerzas secretas, omnipotencia del pensamiento, animación de lo inanimado, efectos todos muy corrientes en los cuentos, no pueden provocar en ellos una impresión siniestra, pues para que nazca este sentimiento es preciso, como vimos, que el juicio se encuentre en duda respecto a si lo increíble, superado, no podría, a la postre, ser posible en la realidad, cuestión ésta que desde el principio es decidida por las convenciones que rigen el mundo de los cuentos. De tal manera, el cuento de hadas, fuente de la mayor parte de los ejemplos que contradicen nuestra teoría de lo siniestro, ilustra prácticamente el primero de los casos mencionados: en el dominio de la ficción no son siniestras muchas cosas que lo serían en la vida real. (…)
(...) el poeta puede exaltar y multiplicar lo siniestro mucho más allá de lo que es posible en la vida real, haciendo suceder lo que jamás o raramente acaecería en la realidad. En cierta manera, nos libra entonces a nuestra superstición, que habíamos creído superada; nos engaña al prometernos la realidad vulgar, para salirse luego de ella. Reaccionamos ante sus ficciones como lo haríamos frente a nuestras propias vivencias; una vez que nos damos cuenta de la
mistificación ya es demasiado tarde, pues el poeta ha logrado su objeto, pero por mi parte afirmo que no ha obtenido un efecto puro. Nos queda un sentimiento de insatisfacción, una especie de rencor por el engaño intentado, sensación ésta que experimenté con particular claridad después de haber leído el cuento de Schnitzler Die Weissagung («La profecía») y otras producciones del género que coquetean con lo milagroso. El literato dispone todavía de un recurso que le permite sustraerse a nuestra rebelión y mejorar al mismo tiempo las perspectivas de lograr sus propósitos. Este medio consiste en dejarnos en suspenso, durante largo tiempo, respecto a cuáles son las convenciones que rigen en el mundo por él adoptado; o bien en esquivar hasta el fin, con arte y astucia, una explicación decisiva al respecto. Pero, en todo caso, cúmplese aquí la circunstancia anotada de que la ficción crea nuevas posibilidades de lo siniestro, que no pueden existir en la vida real”.

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