domingo, 7 de marzo de 2010

MOLINOS DE VIENTO: UNO Y EL SISTEMA DE SALUD

Molinos de Viento.
Internación : desde la Guardia hasta la Externación. Reflexiones ad hoc.

(Gracias Focault)


La verdad es que sabemos que puede llegar ese momento en el que se debe asumir la responsabilidad central de una situación difícil en que el otro cercano está asustado y dolorido.

Ya las pasó a su vez como paciente.

Las cosas siguieron cambiando en el funcionamiento de lo asistencial en el sistema de salud, para mejor y para peor.

.Mira hacia los costados y hacia atrás y no hay otro más que uno.

Decides acompañar activamente. Lo sustancial que se logra en estos casos es el conocimiento que se obtiene: asumir el acompañamiento en estas situaciones no es un cuantum de valentía y entrega que algunas personas tienen en sus células sino el desafío hacia sus propios temores. Una cuestión ética en torno a una demanda que te pega, una íntima decisión de estar al frente.

Lo primero que es necesario saber que habrá que pelear, que a la primera de cambio te vendrán con su concebida omnipotencia, con ese aire de “intocables”, esgrimido especialmente por las secretarias administrativas, omnipotencia que absorben por la eficacia del juego de las jerarquías. .

----“¿Ud es médica acaso?”.

¿Cómo te atreves a franquear la puerta, a demandar sobre el cuerpo tuyo o de tu cercano?.
“ Entraste por esta puerta, nadie te llamó, nos perteneces”.

No pidas explicaciones.

La realidad se siente como un conjunto de obstáculos sucesivos por la que deberás transitar casi como un ciego, tanteando las paredes. Se parece al ingreso de un reciente prisionero al edificio de una cárcel "buena", circulando por el pasillo hacia su celda.

Crees en los malos entendidos.
No hay tal cosa.
El sistema tiene unos carriles y unos desfiladeros que ignoras.

Hay que defender el propio territorio en un contexto en el supuestamente te van a ayudar. Saber vincularse; no es cuestión de ser agresivo a tontas y a locas. Que hay venganzas insólitas. Por descuido no dejaron toallas, o se olvidaron de la cena.
Es fundamental darse cuenta de que hay códigos que te preceden, rutinas y jerarquías subliminales. Mucho de lo que te dicen es simple bicicleteo, te hacen creer que les caíste simpático:

---- “ Cualquier cosa venís a verme” y cuando vas, te miran extrañados y te dicen:

----- “ Tiene que plantearlo en el piso, yo ya no tengo nada que ver”.

Y una se siente una idiota, porque sabía que iba a ser así y sin embargo cae en la tentación de acercarse y decirles:

--- “ Se acuerda de mí?”.

Hoy ya no llega ese doctor para quien la abuela preparaba una toallita de lino para auscultar la espalda, sino una instancia incorpórea de pantallas de PC por la que circulan los resúmenes clínicos y resultados de estudios, tomografías, ecografías, y eco doppler.
Nunca llegará ese médico que miraba el color de la palma de la mano o te controlaba los reflejos y era o bueno o malo, serio o simpático. …
.
No viene nadie.

Todo el tiempo te la pasás esperando que venga ese alguien que como Dios, sabe todo lo que sucede.Y la mejor interlocutora es la mucama o la enfermera de la mañana.

Una modalidad optimista te hace confiar en que están armando una estrategia, aunque una piense al mismo tiempo, que te tienen abandonado. Te vas convirtiendo en un animal alerta, al acecho. Esperas involucramiento de un conjunto de PC que escupen resultados.
No hay un Decoficador Sustancial.

Sólo parcialidades coyunturales
.
Al final se cumplen no sé qué plazos, qué parámetros del basta, qué signos, y te lanzan de nuevo a la calle.

Y de repente estás de nuevo ahí, compartiendo esa vieja sensación de molusco sin caparazón, desorientados protagonistas de un paréntesis institucional que te sustrajo y te metió en sus códigos y tiempos propios.
Pasaste del barbijo, del suero y la aguja que lastimaba, a las bocinas y al Supermercado. Tenés en la carpeta que prolijamente armaste sólo la indicación de seguir por Consultorios Externos.

Y el termómetro en el fondo de la cartera.

Y no sabés si bailar en una pata o romper a patadas la puerta de la oficina de Administración del Sanatorio. Duermes con un ojo abierto y no sabes qué pasará en los instantes siguientes.
Si estás tocando el piso (¿ o es el techo de la situación?) o será más terrible mañana.
Navegaste por un río que corre al interior de una selva enmarañada y llena de secretos.

Más allá de heroísmos individuales, que denotan la existencia de una mística altrruista, sacrificial, y de entrega que pervive circulando junto a otros fenómenos nuevos. La Institución te traga

¿ Es lo que hay…

O podría ser de otro modo?
6/ Marzo/2010

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